El Salvador Incomparable

Hoy quiero pensar en un tema sin igual: es el tema de la Persona de nuestro Señor Jesucristo. Hay riquezas en Él; riquezas no como las del mundo que pasan. No, las riquezas que encontramos en Él son riquezas desde la eternidad hasta la eternidad. No se puede encontrar alguien más glorioso, más perfecto, más digno que la Persona de nuestro Señor Jesucristo.

Quiero hoy contemplar tres aspectos de la gloria de nuestro incomparable Salvador: Su dolor incomparable, su amor incomparable y su valor incomparable.

Su dolor incomparable

Isa 52:14  Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres

Leemos aquí del sufrimiento de nuestro Señor Jesucristo. Esta frase puede significar que Él fue desfigurado más que todos otros. O puede decir que Él fue desfigurado en tal manera que no pareció como humano por causa de lo que los pecadores le hicieron a Él. También, en aspecto espiritual, puede decirnos de su sufrimiento sin igual, un sufrimiento más fuerte que cada otra persona que ha sufrido o va a sufrir. Él fue desfigurado más que los hijos de los hombres.

Isa 53:3  Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

El Señor no solo sufrió físicamente en la cruz. Había  un  sufrimiento mental. Él fue despreciado y desechado entre los hombres. Hombres que Él creó, su creación. Personas que Él amó, a quien quería dar bendición. Personas a quien Él vino para rescatar, para dar la salvación. Dice el versículo 4 que Él llevó las enfermedades de ellos. Vino para sanar y levantar a  los que perecían. Pero en retribución recibió desprecio y rechazo.

Salmo 22:1
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?

Aquí oímos las palabras del Señor,  dichas en la cruz del Calvario, después de tres horas en oscuridad. Ahora vemos no solamente el dolor físico, ni solamente el dolor mental, sino el dolor espiritual. Fue el dolor de la separación de su Dios. En este tiempo “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” Nosotros por causa de nuestros pecados fuimos separados de nuestro Dios. El Señor vino para traernos a Dios, y para hacer esto, necesitó sufrir debajo de la ira de Dios. Tomó nuestro castigo. Llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, y por su llaga somos curados.

Él pudo usar las palabras de Jeremías, en Lamentaciones 1:12,

¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino?
Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido;
Porque Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor.

¡Que dolor sufrió Él! ¡Cuánto costó nuestra redención! Adoramos a  Él que sufrió un dolor incomparable para nosotros.

Su amor incomparable

¿Por qué sufrió tanto nuestro Señor? ¿Cuál fue su motivo? Fue su amor incomparable. Un amor para su Padre celestial. Un amor para nosotros también. Dice Juan 15:13, “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” La expresión más grande de amor es dar la vida, aún por amigos. Pero nuestro Señor y Salvador dio su vida por sus enemigos. Dijo en la cruz, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Nosotros fuimos lejos de Dios  por nuestros pecados, pero Cristo vino para traernos a Dios. Por causa de su muerte, nosotros podemos ser traídos muy cerca   a Dios. Escucha a lo que dijo Jesucristo: “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros;” (Juan 17:21) y también, “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno” (Juan 17:22) y también, “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” Este es amor. El desea que nosotros seamos cerca al Padre como Él es cerca. El quiere que nosotros estemos con Él en la gloria arriba. ¡Qué amor maravilloso! ¡Qué amor incomparable!

Efesios 3:17-19: “para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.”

No se puede encontrar un amor más grande. Este amor excede a todo conocimiento. Adoramos a Él que nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros (Efes 5:2).

Su valor incomparable

Filipenses 2:8  estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.

Como hemos considerado, Cristo sufrió  tanto por su Padre. Por causa de su sacrificio, el Padre le ha  exaltado al primer lugar. Dice que toda rodilla se va a doblar a Él. Toda lengua va a confesar que Él es el Señor.

Apocalipsis 5:11-14 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.

Viene un día cuando todo el cielo va a adorar el Cordero, Jesucristo. Él va a recibir la honra y la gloria para siempre. ¿Y por qué? Porque su valor es un valor incomparable. Su Persona es perfecta. No hay mancha o contaminación en Él. Su sacrificio es  perfecto. No hay algo que podemos añadir a este sacrificio, y no necesitamos más por nuestra redención. El pagó por nuestros pecados con su sangre preciosa, y satisfizo a Dios completamente. Verdaderamente, ¡Él es digno de nuestra alabanza y adoración!

Lecciones para nosotros

Ahora quiero afrontarnos con las verdades en que hemos pensado, y aplicarlas a nuestras vidas.

Lucas 14:27  Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

Estas son las palabras del Señor cuando estaba aquí en el mundo. ¡El Señor sufrió  mucho  por mí! Cuando pienso en su dolor incomparable que sufrió  por mi, pues, ¿  cuánto estoy dispuesto a sufrir para Él? ¿Estoy listo para decirles a otros el evangelio? ¿Quiero ser asociado con Él que me amó tanto? ¿Estoy dispuesto trabajar para Él en mi vida, haciendo todo para su honra y gloria?


Lucas 14:26  Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

El Señor nos enseña aquí que hay prioridades en la vida cristiana. Necesitamos dar el lugar más alto al Señor. Estas palabras no significan que necesitamos odiar a  nuestros padres, pero nos enseñan que hay que dar el primer lugar a Dios que nos amó tanto, aún más que nuestros padres.

¿Cómo está mi amor para Él (Apoc 2:4)? ¿Y para mis hermanos (1Jn 4:11)?

¿Cuánto estoy dispuesto dar para Él? ¿ La prioridad (Luc 14:26)? ¿Mi poder y posesiones (v 30, 33)? ¿Estoy listo para  perdonar (Ef 4:32)? ¿Estoy listo para presentarme como siervo y sacrificio al Señor (Rom 12:1)?  Y mi pasión por las cosas de Dios, ¿Cómo está? (Col 4:12)?

Finalmente, cuando contemplo el valor incomparable del Señor, ¿Cómo está mi apreciación para Él?

¡Gracias a Dios por su don inefable!  2 Cor. 9:15